El aumento de las tasas de interés, sumado a una mayor inflación, son dos factores que este año jugarán en contra de la inversión en finca raíz, cuyos precios venían disparados, pero que en 2016 avanzarán a paso mucho más lento o se estancarán.
Para analizar este mercado hay que dividirlo en corporativo y residencial. En el primero, Mauricio Montañez, director de valuación de Colliers, opina que se ha presentado una sobreoferta de oficinas de altas especificaciones, que se están quedando sin ser vendidas o arrendadas por la desaceleración económica, aunque la demanda de multinacionales ha hecho contrapeso, pues el dólar les ha abaratado sus costos inmobiliarios.
“Además, quienes compran hoy oficinas lo hacen en la parte más alta del ciclo, con precios altos, lo que hace que perciban unas rentabilidades más bajas”, explica y agrega que esto no implica una caída en los precios de los inmuebles, sino unas menores rentas.
Su recomendación a la hora de elegir el municipio para invertir en inmuebles está en mirar su economía. Si hay empresas manufactureras o de servicios, se van a requerir oficinas y viviendas para sus trabajadores, pero si es de vocación agrícola o minera las necesidades son distintas.
María Clara Luque, presidente de Fedelonjas, dice que, en el segmento residencial, si se compra para arrendar en estratos altos hay menos riesgo, pues están asegurados, pero la rentabilidad es baja porque hay menor demanda. En estratos 3 y 4 la rentabilidad es buena, dado que las vacancias son más cortas, mientras que en estratos 1 y 2 hay más vulnerabilidad, pues no hay inmobiliarias, todo el riesgo lo asume el arrendador y la renta es pequeña.